Entregabilidad
Por qué nunca deberías comprar una lista de email
Comprar listas de correos electrónicos, aunque tentador, es siempre una mala idea, ya que puede traerte serios problemas legales y poner en riesgo tus campañas de email marketing.
Imagina llamar todas las semanas a la puerta de alguien que no conoces. Repetidamente, una y otra vez. Sin ni siquiera haberte presentado y sin saber si tienen el más mínimo interés en verte. Igual al principio te abren la puerta y se preguntan qué haces ahí. A la semana siguiente, miran por la mirilla y te ignoran. A la tercera semana, probablemente empiecen a plantearse llamar a la policía.
Esto sería lo equivalente a comprar bases de datos de emails en la vida real.
Entonces ¿por qué es una práctica tan común, si es tan molesto? Por un lado, es fácil entender por qué las empresas caen en la tentación de comprar bases de datos de terceros: parece una solución tan rápida y “apetecible”, ya que supuestamente te ahorra el esfuerzo de construir o aumentar tu base de datos de forma orgánica, que resistirse parece casi imposible.
Sin embargo, la realidad es que comprar bases de datos de emails no es sólo un gasto importante, sino que puede poner en jaque toda nuestra estrategia de email marketing. Te lo decimos nosotros, que en esto del email somos unos expertos.
En este post veremos cuáles son los motivos por los que nunca deberías comprar una base de datos, y te daremos algunos consejos y recursos sobre cómo aumentarla de forma natural.
Tabla de contenidos
Infracciones del Reglamento General de Protección de Datos (RGPD)
Daños en tu reputación como remitente
1. Identifica a tu audiencia
2. Saca partido a todos tus canales
3. Crea contenido de valor
4. No te olvides del mundo offline
¿Qué peligros tiene comprar listas de contactos de emails?
Comprar una lista de email y enviar correos electrónicos a gente que no se ha interesado específicamente en nuestro contenido es un poco como colarse en la bandeja de entrada sin ser invitado. Al principio, puede que abran tus mensajes. Luego, empezarán a ignorarlos hasta que, en cierto momento, se cansen y llamen a la policía.
En España, esta policía puede tener dos caras. El poli bueno es el botón de spam: te mete en líos, pero podría ser peor. El poli malo es la Agencia Española de Protección de Datos, que no sólo te mete en líos, sino que también te puede meter un multazo de esos que dejan a tu empresa tiritando.
En realidad, la metáfora del poli bueno y el poli malo viene a representar los dos mayores motivos por los que nunca deberías comprar una lista de contactos:
Porque es ilegal.
Porque afectará a tu entregabilidad.
Pero es que, además, hay otro actor en esta película del que debes preocuparte y que vigila que no te dediques a utilizar bases de datos compradas: tu propio proveedor de emailing.
¿Te parece un poco radical? Vamos a echarle un vistazo a algunas de las razones en contra y verás por qué comprar una lista de contactos es más grave de lo que parece.
Infracciones del Reglamento General de Protección de Datos (RGPD)
Como decíamos antes, el problema principal de comprar listas de correos electrónicos es que, desde la entrada en vigor del RGPD en 2018, es ilegal. ¿Eso qué significa? Que te expones a ti y a tu empresa a atraer la atención de la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD).
Para casos en los que se ha infringido la ley de Protección de Datos en España, la AEPD es la agencia encargada de investigar y, en su caso, sancionar, a los infractores. En los últimos años la agencia española ha multado con cuantías elevadas a numerosas empresas españolas, incluyendo bancos y empresas de telecomunicaciones.
¿Por qué comprar listas inflige el RGPD (o GDPR, en inglés)? Porque el reglamento europeo requiere el consentimiento explícito de los destinatarios a las comunicaciones comerciales de las empresas y, con la compra de una lista, no cuentas con ese consentimiento.
Daños en tu reputación como remitente
Si tienes mucha, muchísima suerte, los usuarios desinteresados eliminarán tu mensaje sin ni siquiera abrirlo o se darán de baja de tu lista. Sin embargo, aquellos que estén muy cansados ya de recibir emails en los que no tienen el más mínimo interés marcarán tus mensajes como spam, en lo que podemos considerar como la metáfora digital de “pegarte un portazo en la cara por pesado”.
Si muchos usuarios molestos hacen lo mismo (y lo harán, ten en cuenta que probablemente no seas el único que ha comprado la lista y les ametralla con emails cada semana) tus tasas de spam subirán exponencialmente y tus tasas de apertura se desplomarán, afectando de forma negativa a tu reputación como emisor y a tu entregabilidad.
Al final, todo el dinero que has gastado en esa lista de direcciones no sólo no te reportará mejores resultados, sino que puede poner en jaque tu capacidad de llegar a la bandeja de entrada de tus otros contactos.
El riesgo de las trampas de spam
Pero no solo eso. Las listas compradas, por muy actuales que sean, son susceptibles de tener trampas de spam o spam traps, es decir direcciones inválidas que han sido configuradas por los ISP (proveedores de servicios por internet, como Gmail, Outlook, Yahoo…) para detectar a los spammers.
Básicamente funcionan de tal modo que cada email que es enviado a esta dirección de correo electrónico (una dirección sin un destinatario existente que tiene como objetivo detectar quién envía correos sin seguir las mejores prácticas del email marketing) es instantáneamente considerado por el ISP como un spammer.